martes, 10 de febrero de 2009

En la cornisa óptica


¿Si le tengo miedo a la muerte?, no no, tal vez a lo que le tenga más miedo es a ser consciente de que mi recorrido está por llegar a término, llegar al final de la película, saber que todo está por acabar. Pero en todo caso sería más una incertidumbre, una suerte de ansiedad, lo cierto es que nadié sabe que hay más allá del telón y en cierto modo no nos importa, la muerte es un privilegio egoísta que solo riega la desgracia a otras personas, el sujeto en cuestión deja de ser, no tiene conciencia de su estado, para él podría ser hasta una bendición.
Si los ontólogos definen la realidad como todo lo que se percibe a través de los sentidos, ¿es la muerte un verdadero martirio?, si uno no es consciente de la desconexión total de sus sentidos ¿que sentido tiene la angustia?. Por lo tanto, lo que me incomoda no es la muerte, es la conciencia sobre mi desconexión con la realidad, ¿y como podemos apartarnos de la realidad estando sumergidos en ella?. La respuesta que he encontrado a esta interrogante no está muy lejos, de hecho, no solo la tengo en frente mío sino que veo a través de ella, devoro el mundo con la respuesta, existo gracias a la respuesta, la respuesta es la vista.
La ceguera es lo único que nos aparta del mundo, nos coloca en una pecera unipersonal, es el sufrimiento eterno de no reconocerse a si mismo, hasta el tiempo transcurre más lento dentro del ataúd invisible. Como en la novela de Saramago, los invidentes están atrapados en el infierno, son concientes de su soledad y se arrastran por el mundo, atrapados en su interior, no hay escape, el mundo tangible es percibido por otros sentidos pero es la visión la que nos dá el control sobre nosotros mismos, de lo contrario estamos a la deriva.
Pero lo más angustiante es ser conciente del fino hilo que nos une al mundo, tan solo un nervio, pequeño y débil puede alterarse de un momento a otro, ajeno a nuestra voluntad.
Esta enfermedad es conocida como ceguera cortical


La ceguera cortical designa la abolición de la visión en relación con una destrucción del córtex visual occipital (áreas estriadas que ocupan el surco calcarino y la cara interna del lóbulo occipital) y, más generalmente, las conexiones geniculocalcarinas o radiaciones ópticas, lo que ha hecho proponer el término, poco usado, de ceguera cerebral

De un momento a otro, un segundo, somos envueltos por la invidencia, el disfuncionamiento del nervio óptico puede ser una capricho cerebral, una muy mala jugada de tu mente. De un momento a otro lo perdimos todo, nos esfumamos en la desespereación, nos convertimos en auténticos muertos vivientes y solo tomó un segundo, como la bala que se hunde en el pecho o el corazón que deja de latir, con la excepción de que ahora vemos nuestra desdicha...

5 comentarios:

  1. Ah sí, sí... morir a medias es una mierda, casi lo mismo que vivir a medias...

    ResponderEliminar
  2. sos un cara de pito... el dia q tenga una revista vas a tener una columna en primera plana...

    ResponderEliminar
  3. No me gusta tu blog, es aburrido e inmundo

    ResponderEliminar
  4. che que mala onda de casi todos, esta bueno este espacio y lo que esta escrito. nada mas

    ResponderEliminar